Participante de la Especialización en Docencia Universitaria de la UNERG (Cohorte XI, Sección 4)
Enseñar es aún más dificil que aprender (...)
no porque el maestro deba poseer un mayor caudal
de conocimientos y tenerlos siempre a disposición,
sino porque enseñar significa “dejar aprender”.
Martín Heidegger
La Universidad es una de las instituciones más antigua y durante siglos ha perdurado a lo largo de la historia. En la actualidad, gran parte las universidades venezolanas se encuentran en una fase de revisión y transformación, que pone resistencia a un modelo académico amañado a un sistema económico gastado. Su razón de ser y el futuro inmediato nos invitan a reflexionar en una universidad emergente para el momento histórico y político que gesta el actual proceso de revolución; Por lo que en los últimos años los claustros académicos más importantes del país han abierto un espacio (según sus respectivas corrientes ideológicas) para debatir su razón de ser.
En el presente ensayo se exponen algunas ideas producto del análisis del artículo “Transdisciplinariedad: Una Propuesta para la Educación Superior en Venezuela” por la Prof. Miriam Carmona, con el que se ha iniciado la discusión desde el curso Problemática de la Educación Superior en Venezuela, de la Especialización en Docencia Universitaria; el cual invita a la transformación y reforma que se necesita, pudiéndose sintetizar en los siguientes puntos:
- Revisar en el acto pedagógico, la relación entre “saber” y “poder”, lo que ha terminado por reproducir el estado de dominación, y los aprendizajes pasivos que nos han conllevado a la domesticación del conocimiento.
- Criticar los aprendizajes lineales, que pretenden la uniformidad del modelo educativo
- Superar la visión ahistóricista del currículo.
- Abrir espacios para la expresión del pensamiento mítico y mágico-religioso. La realidad científica se comparte en la pluralidad de los saberes; fundamentales para la recreación de nuestros imaginarios sociales. El pensamiento alternativo es tan válido como el pensamiento científico.
- Superar el criterio reduccionista y determinista con que se aborda la ciencia y el método científico, se propone incorporar las lógicas múltiples.
- Agregar los saberes históricamente marginados por la modernidad cultural, y al mismo tiempo rechazar la dialéctica de la negación aplicada al pensamiento humanístico y social, considerado como pensamiento débil puesto que los saberes requieren de un pensamiento complejo.
- Superar la hiperespecialización, y vencer el principio de la titulación y abultamiento del curriculum sin densidad histórica, social y cultural.
Por su parte, Sergio Néstor Osorio García en su artículo “TRADICIÓN EDUCATIVA Y PENSAMIENTO COMPLEJO”, establece que toda la “tradición educativa” en la que estamos inmersos en la actualidad –tanto en la reflexión teórica como en la acción práctica- presupone que todas las personas somos única y exclusivamente, “personas de conocimiento”. No obstante, para la “tradición educativa” aquello que se sitúa “más allá” de un conocimiento empírica o matemáticamente verificable sencillamente no existe; Contrario a ello, las dimensiones humanas como la convivencia y la participación ciudadana son imperativos impostergables de la educación en un país como el nuestro –tan lleno de muerte y al mismo tiempo, tan lleno de vida- que pertenecen más al ámbito de la sabiduría que al ámbito del conocimiento, pero para la “tradición educativa” éstos conocimientos son imposibles de enseñar.
En éste orden de ideas, Osorio García afirma que si analizamos detenidamente el “caos” en que se ha convertido nuestra convivencia social, no es difícil deducir y afirmar que se ha fracasado en la educación, puesto que nuestro sistema educativo ha creado “hombres de conocimiento” pero no “hombres capaces de convivir unos con otros”… Éste problema tan hondo, que se ha mantenido en la invisibilidad es de cada uno de nosotros. No podemos decir que es “de los demás”. Está por lo tanto en nuestras manos –y sólo en nuestras manos- enfrentarlo, resolverlo y corregirlo. No es cuestión de renunciar a lo que ya se sabe, sino de establecer nuevas formas de circulación de ésos conocimientos. En el fondo el problema no consiste en qué saber, sino, en cómo pensar. No se trata de un problema del saber, sino del pensamiento.
En tal sentido, la universidad debe reconciliarse con la cotidianidad dejando atrás los saberes doctrinarios organizados en capillas de pensamiento, lo que ha dado cabida a una cultura fragmentaria. Hoy por hoy, se propone reflexionar en una universidad con una perspectiva del pensamiento complejo, en donde la inter y transdisplinariedad sean un discernimiento metodológico con los diversos saberes. La construcción de comunidades académicas formadas en la Pedagogía Critica, en el Diálogo de Saberes. Por otra parte, no se trata de imponer desde arriba o desde afuera la refundación de la universidad sino incorporar la comunidad universitaria en franca conversación local, nacional y mundial.
Lo que es vital hoy, no es solamente aprender,
no solamente reaprender, no solamente desaprender,
sino reorganizar nuestro sistema mental para
"reaprende a aprender".
Edgar Morín.
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